TLC con EE.UU. SÍ, pero sin doblegarnos

Sin  lugar a dudas es importante, satisfactorio, esperanzador y convincente  el hecho de aliarnos con los Estados Unidos, primera potencia económica  mundial, para abrirnos una nueva senda de desarrollo en procurar de  alcanzar mayores metas de crecimiento económico y de bienestar social,  mediante la aplicación de un Tratado de Libre Comercio, TLC. 
Me  pareció honrosa y enorgullecedora como colombiano, la reciente visita  del Presidente Juan Manuel Santos a la Casa Blanca, en donde su homólogo  Barack Obama le dio luz verde a la ratificación del TLC en el Congreso y  condicionó la aprobación final a un plan de acción que implica la  adopción de políticas adicionales a las ya previstas. 
La  semana pasada el gobierno colombiano radicó ante el Departamento de  Comercio, los ajustes normativos que hacen parte del plan exigido por  los norteamericanos para destrabar los pasos finales. Sostengo en mi  columna semanal que confío en la sabiduría del Presidente Juan Manuel  Santos para despejar todas las dudas y confusiones que allá tienen  frente al tema de las cooperativas que si bien merece corregir algunas  distorsiones para controlar la explotación de los asociados, jamás  pretende convertirse en instrumento de la eliminación del sindicalismo  colombiano. Queremos un TLC con los Estados Unidos justo y productivo,  sin que para ello tengamos que rasparnos las rodillas de nuestra  nacionalidad.

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