Llamado a la tranquilidad nacional
Comienza la semana con informaciones que nos preocupan sobre el orden público del país, ante lo cual debemos manifestar nuestro respaldo irrestricto a la Fuerza Pública para que evite mayores perturbaciones, actos terroristas y muertes como las que ya se han presentado en las últimas horas en diferentes regiones colombianas.
Son lamentables las denuncias del señor Ministro de la Defensa Nacional respecto de la infiltración de grupos terroristas a los movimientos campesinos que reclaman justificadamente más atención y solución a problemas que afectan las actividades agropecuarias, particularmente la cadena de pequeños cultivadores y productores que ven mermados sus esfuerzos por cuenta del contrabando y la alta morosidad en los créditos, entre otros aspectos.
Las urgencias del campo no tienen discusión pero como bien lo dijo el Presidente Juan Manuel Santos no se puede llegar a reclamar soluciones en medio de paros, quema de llantas, riego de tachuelas y bloqueo al transporte público. Y en ese sentido nos solidarizamos con el Gobierno Nacional e invitamos a los sectores campesinos a no ejercer la violencia ni la desestabilización institucional en la defensa de sus legítimos intereses.
Así como nos resulta tremendamente paradójico que mientras en La Habana estamos cerrando capítulos para allanar el camino de la paz, aquí el terrorismo sigue matando a nuestros soldados y policías y atentando contra la infraestructura energética, también creemos contradictorio que líderes populares agropecuarios procuren la reivindicación mediante convocatorias perturbadoras.
Consideramos que si se trata de acabar con los factores objetivos y subjetivos del conflicto armado que nos ha sacudido por más de 50 años, es apenas justo jugarle limpio a un proceso de paz que merece la confianza de nuestras instituciones y la comunidad internacional. Y si queremos que la economía campesina fluya como debe fluir sin atascos ni limitaciones presupuestales, es apenas lógico que esa aspiración se debata a la mesa con el Gobierno y no en las carreteras bloqueadas por la violencia. Ni con paros permeados por el terrorismo. Así no se construye patria ni se siembra progreso.
Respetamos las posiciones de cada uno de los actores en los procesos señalados pero hacemos un cordial llamado al acogimiento de lo dispuesto en nuestra Constitución y leyes para que la tranquilidad del ánimo y la solvencia de la legalidad nos lleven al puerto seguro al que todos queremos llegar para el bien de todos los colombianos.
Son lamentables las denuncias del señor Ministro de la Defensa Nacional respecto de la infiltración de grupos terroristas a los movimientos campesinos que reclaman justificadamente más atención y solución a problemas que afectan las actividades agropecuarias, particularmente la cadena de pequeños cultivadores y productores que ven mermados sus esfuerzos por cuenta del contrabando y la alta morosidad en los créditos, entre otros aspectos.
Las urgencias del campo no tienen discusión pero como bien lo dijo el Presidente Juan Manuel Santos no se puede llegar a reclamar soluciones en medio de paros, quema de llantas, riego de tachuelas y bloqueo al transporte público. Y en ese sentido nos solidarizamos con el Gobierno Nacional e invitamos a los sectores campesinos a no ejercer la violencia ni la desestabilización institucional en la defensa de sus legítimos intereses.
Así como nos resulta tremendamente paradójico que mientras en La Habana estamos cerrando capítulos para allanar el camino de la paz, aquí el terrorismo sigue matando a nuestros soldados y policías y atentando contra la infraestructura energética, también creemos contradictorio que líderes populares agropecuarios procuren la reivindicación mediante convocatorias perturbadoras.
Consideramos que si se trata de acabar con los factores objetivos y subjetivos del conflicto armado que nos ha sacudido por más de 50 años, es apenas justo jugarle limpio a un proceso de paz que merece la confianza de nuestras instituciones y la comunidad internacional. Y si queremos que la economía campesina fluya como debe fluir sin atascos ni limitaciones presupuestales, es apenas lógico que esa aspiración se debata a la mesa con el Gobierno y no en las carreteras bloqueadas por la violencia. Ni con paros permeados por el terrorismo. Así no se construye patria ni se siembra progreso.
Respetamos las posiciones de cada uno de los actores en los procesos señalados pero hacemos un cordial llamado al acogimiento de lo dispuesto en nuestra Constitución y leyes para que la tranquilidad del ánimo y la solvencia de la legalidad nos lleven al puerto seguro al que todos queremos llegar para el bien de todos los colombianos.
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