A propósito de la afrodescendencia, cuando lo que vale va más allá del color

Le damos la bienvenida al Decenio Internacional de los Afrodescendientes denominado “Reconocimiento, Justicia y Desarrollo 2015 – 2025, institucionalizado por la Organización de las Naciones Unidas, ONU, mediante la resolución 68-237, que tiene el objetivo de sumar esfuerzos y adoptar medidas para el goce efectivo de los derechos de las personas de ascendencia africana.

Al conmemorar el Día Nacional de la Afrocolombianidad, que representa el sentimiento y valor de uno de los grupos más preciados de nuestra población, realmente es merecido el homenaje que se le ha tributado al doctor Luis Antonio Robles Suárez, un distinguido hombre nacido en Camarones, departamento de La Guajira, conocido popularmente como el “Negro Robles”, abogado y político, quien fue el primer afrocolombiano en llegar al Congreso de la República y al gabinete presidencial.

Nos honra recordar y exaltar la memoria del “Negro Robles”, en el que fue su espacio legislativo en la entonces Cámara de Representantes de los Estados Unidos de Colombia.

Conviene destacar que el “Negro Robles” era legislador de reconocida oratoria y en este contexto logró ser uno de los políticos más influyentes del país, al punto que en 1896 se convirtió en director general del Partido Liberal. En la Presidencia del santandereano Aquileo Parra fue Secretario del Tesoro, lo que hoy es el Ministerio de Hacienda.

Así sucesivamente podríamos resaltar distintos episodios de la vida de un extraordinario afrodescendiente colombiano, que indiscutiblemente nos dejó un gran ejemplo en materia de servicios al país, llevándonos a centrar la mirada en ese aspecto de la vida que nos indica que lo que vale en beneficio de los demás va mucho más allá del color que se tenga.

Luis Antonio Robles Suárez, el “Negro Robles”, nos sitúa en ese universo que no distingue entre el negro y el blanco, entre el amarillo y el cobrizo, entre indígenas y occidentales, porque el desarrollo de los pueblos más que un asunto de colores es el objetivo de una sociedad madura que en un escenario de civilidad política establece parámetros de progreso en paz, con educación y equidad.

Si bien la historia política colombiana está enriquecida con la templanza y versatilidad de este ilustre abogado guajiro, el mundo de las letras se llena de sentimientos al evocar el sentimiento de otros dos grandes afrocolombianos: Candelario Obeso, conocido como el primer poeta negro de Colombia, nacido en Mompox, Bolívar, y Jorge Artel, oriundo de Cartagena con hondas raíces en Barranquilla.

De Obeso traigo a colación ese verso de 1879 en el que resumía su lucha:

“Intacto el corazón, el alma pura
Henchida de ternura
Y de ilusiones cándidas repleta,
Abandoné el hogar me lancé al mundo,
Y niño pudibundo,
Luché con sus injurias como atleta”.

Y Jorge Artel, el poeta de la voz del negro que hablaba como negro, de quien traemos una parte de uno de sus bellos poemas:

“El hondo, estremecido acento
en que trisca la voz de
mis ancestros, es mi voz, la
angustia humana que exalto
no es decorativa joya para
turistas ¡Yo no canto un
dolor de exportación!

En el Día de la Afrocolombianidad cómo no recordar a estas tres grandes celebridades de nuestro Caribe que la representan y nos animan con su inteligencia y esplendor moral, a seguir escribiendo una historia pródiga en beneficios para todos los colombianos.

En ese sentido, renovamos desde el legislativo nuestro compromiso con los afrodescendientes y el resto de la población que espera lo mejor de nosotros en la tarea de hacer las leyes para el buen gobierno y el desarrollo del país en todos sus órdenes.

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